Tradicional pizzeria de barrio

Cuarenta años sobre Defensa. Ni mi tío ni su tío, el Bar. Es económico y tiene ciertos atractivos peculiares: amasan la pizza a la vista y mesas en la vereda donde es imposible sentarse los fines de semana. Siempre lleno, la concurrencia habla por sí sola acerca del lugar. Las mesas: rojas (detalle que queríamos señalar para aquellos ojos sensibles). Los cuadros de dudosa procedencia tienen algunas marcas lugareñas… un poquito de grasa, quién sabe es el pizzero cuando se emociona amasando. No busquemos allí la modernidad, al menos en cuanto a la ambientación. Hagamos hincapié en el desarrollo artístico que implica hacer una pizza. Es sólo harina, agua, levadura y sal y a simple vista puede parecer fácil. Pero si las proporciones no son exactas, si el amasado ¬con las manos (nunca con palo) no lleva a la masa a su punto justo de integración, ternura y temperatura, sale dura o seca o cruda o sosa (y el que amasa se queda sin la masa y sin comparsa). Y la masa, dicen los pizzeros, es el principal secreto de la pizza. Tres palabras que resumen: Buenísima la pizza. Preguntita final: ¿Y combinada con cerveza?